El Congreso aspiraba a tratar la organización política de los Pueblos Libres, el comercio interprovincial y con el extranjero; el papel de las comunidades indígenas en la economía de la confederación, la política agraria y la posibilidad de extender la confederación al resto del ex virreinato.
Liderada por Artigas, la Liga de los Pueblos Libres se transformó en una férrea defensora del federalismo y de la protección de los productores nacionales. Además fomentaban la agricultura a través del reparto de tierras, animales y semillas. Poniendo así, en funcionamiento la ley agraria más revolucionaria conocida hasta ese momento, integrando en forma igualitaria a criollos, campesinos e indígenas.
Se trató, en definitiva, de un Congreso que se constituyó como uno de los grandes antecedentes de la Declaración de la Independencia. Algunos de sus cimientos suponían la libertad civil y religiosa, el respeto de las autonomías provinciales y la igualdad de todos los ciudadanos; organización republicana y federal de todo el territorio, con la convicción democrática de la autodeterminación y unión de los pueblos latinoamericanos.